¡Alégrate!
Is 61, 1-2ª. 10-11: El Espíritu del Señor está sobre mí, porque el Señor me ha ungido. Me ha enviado para dar la buena noticia a los que sufren... para proclamar el año de gracia del Señor. Desbordo de gozo con el Señor.
Is 61, 1-2ª. 10-11: El Espíritu del Señor está sobre mí, porque el Señor me ha ungido. Me ha enviado para dar la buena noticia a los que sufren... para proclamar el año de gracia del Señor. Desbordo de gozo con el Señor.
1Ts 5, 16-24: Estad siempre alegres... Guardaos de toda forma de maldad.
Jn 1, 6-8. 19-28: Juan les respondió: Yo bautizo con agua; en medio de vosotros hay uno que no conocéis, el que viene detrás de mí...
Estamos a medio camino del Adviento y se nos propone ahora vivir con un talante alegre. Esta es la tercera de las actitudes existenciales a que se nos invita en este tiempo porque esperar al Señor que llega debe ser una espera gozosa.
A pesar de que la realidad que nos rodea sea bastante dramática, a pesar de que el mundo en que vivimos esté lleno de injusticias y desgracias, con el Señor nos llega la salvación y esto nos debe llenar de una profunda alegría y esperanza. No hay razón humana para estar siempre alegres. Que se lo pregunten a los pobres y desgraciados de la tierra. La alegría que pide hoy el apóstol es de otro género, que conecta con las bienaventuranzas de Jesús, válidas especialmente para los pobres y los que lloran. La alegría a que se nos invita es la que nos viene del “Dios de la Paz”, que nos consagra, del Espíritu del Señor, que nos unge.
Quizás podemos tener la tentación de desesperar porque vemos la llegada del Señor como algo muy lejano y la dramática realidad nos cae encima como una losa; pero si la Navidad está cerca es porque nosotros podemos colaborar a que el Señor esté cada día más y más presente y la Navidad sea más y más auténtica.
Así pues el anuncio que domina esta semana es el de la alegría. Esta alegría no viene desde luego, de este mundo. El cristiano se goza más en el servicio que en el poder, más en la pobreza que en el confort, más en el anonimato que en éxito. No es una alegría que tenga relación directa con el placer o la comodidad o la fortuna. Tampoco es cuestión de temperamento o de receta psicológica. Mucho menos tiene que ver con las euforias prefabricadas. Nuestra alegría es gratuita. Se regala como fruto de la Navidad y la Pascua, es un don de Dios. Es secreta porque no se sabe bien su origen ni se manifiesta ruidosamente. Es profunda porque está en la hondura del ser. Es compasiva porque no es egoísta e insolidaria. No se aísla ni se parta del sufrimiento ajeno. La alegría es fruto del Espíritu. Por eso, “estad siempre alegres en el Señor”. Siempre, siempre.
Como cristianos tenemos la responsabilidad de proclamar en este mundo que hay un nuevo mundo por descubrir. Aquel donde los cautivos encuentran la libertad, los corazones son sanados... La mejor manera de anunciar este mensaje es comenzar por ponerlo nosotros mismos en práctica.
¿Qué heridas personales y comunitarias tendrías que sanar para que puedas experimentar la alegría de la Navidad en tu vida?
Haz memoria de las Navidades vividas ¿Ha habido, dentro de ti, la alegría que desborda, que contagia “a los que sufren y poder vendar así los corazones desgarrados?
¿Cómo piensas tú celebrar este jubileo?
4 comentarios:
Los cristianos tenemos que ser portadores de alegría porque llevamos a Jesús dentro, nos llenamos de Él en los sacramentos y lo reconocemos en todos nuestros hermanos, de manera especial en los pobres.
Pues vivamos así. Hagamos todos juntos una campaña de la Alegría. Que nuestra vida sea una sonrisa para todos los hombres y que las personas que se acerquen a nosotros puedan llegar a descubrir cual es la fuente de nuestra dicha: Jesús, nuestro Rey.
HOla, me gustan mucho todas estas reflexiones que vas poniendo Manolo y que aunque no siempre hayan comentarios yo las releo varias veces, y me voy contestando poco a poco a esas pequeñas preguntas.
Cuando uno sigue siendo humano como lo somos, hay muchas heridas personales y comunitarias que sanar para experimentar realmente la alegría de la navidad en nuestra vida.
Sino fuera así, sino fuera humano, no sentiria esta tristeza que me invade al pensar en las personas que ya no estan entre nosotros, a pesar de saber que estan junto al Padre, pero que pienso que no es justo que se hayan ido tan pronto....que apenas me dio tiempo a despedirme. Esta tarde veia un video casero aquí en casa, de fiestas en navidades pasadas, donde la familia y amigos nos reunimos y no puedo evitar que de mis ojos caigan lagrimas y que mi corazón se haga un puño apretado. Este año tampoco estará mi hermano, porque está lejos y su hueco tambien faltará en la mesa. Desde pequeños por estas fechas siempre empezabamos a poner el belen, y deseabamos que llegara el 24 para poner el niño en la cuna que no lo poniamos hasta esa noche. Este año todavia no tengo nada puesto.... Fijate que a veces pienso que deveria ser al contrario, que estas fechas fueran motivo de alegría por el nacimiento de nuestro redentor. Y sin embargo me invade la mas absoluta tristeza... y creo que mientras que sea asi, nunca podre esperimentar con total alegria la navidad en mi vida. y eso hace que no pueda vendar corazones resgados porque asi siento el mio.
Estos días asi me siento, triste, desgarrado, ausente, casi sin esperar nada.... y en mi cabeza solo resuenan unas palabras. UNA NAVIDAD MAS, UN AÑO MAS.
Amigo o amiga del blog. Gracias por tu fidelidad a estas pequeñas ayudas para vivir cada instante de este tiempo de Adviento.
Es cierto que es muy difícil dejar de recordar a las personas queridas en estas fechas tan señaladas, pues como tu bien dices somos humanos. Pero también ten claro que no hay nada humano que pueda confortarnos ante estos momentos de sufrimiento y dolor, solamente una cosa, o mejor, solamente una persona: Jesús. Sí, el mismo que nos inspirará dentro de unos días ternura y humildad, pero el mismo que veremos rasgado y maltratado derramando su sangre por Amor a todos los hombres.
Él es quien nos da la certeza del bienestar de nuestros seres queridos que ya partieron para la casa del Padre, y solamente Él es quien nos hace vivir con la esperanza de saber que un día nos volveremos a reencontrar.
Jesús nos enseña y a mi me gusta creer que Él se hace presente en la Eucaristía y a través de Él, tenemos presente a todos nuestros difuntos. Pero también nos enseña a reconocerlo en el hermano que sufre, en el amor generosamente compartido. Así pues ¿por qué no hacer presente en los demás ese amor que le manifestariamos a nuestros seres queridos como Jesús nos ha ensañado a hacer con Él?
Todo el amor que no te ha dado tiempo a darle a él, compartelo con los demás, no te lo quedes, y sentirás en lo más profundo de tu corazón esa Paz y tranquilidad que sientes no experimentar en Navidad.
¡¡Qué el Niño Dios de la Paz te colme con sus bendiones!!
FELIZ NAVIDAD. Manolo.
hola quiero que conoscas mi iglesia ... te espero www.iglesiasantabarbara-diadema.blogspot.com
felicidades!!
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