2 Sam 7, 1-5. 8b-11. 16: El rey David dijo al profeta Natán: “Mira, yo estoy viviendo en casa de cedro, mientras el Arca del Señor vive en una tienda”. Natán respondió al rey: “Ve y haz cuanto piensas, pues el Señor está contigo”.
Rom 16, 25-27: Cristo, revelación del misterio de salvación.
Lc 1, 26-38: Aquí está la esclava del señor, hágase en mí según tu palabra.
La respuesta de afirmativa de María en el Evangelio del domingo es lo que está llamado a suceder en la Iglesia y en cada creyente. Un Sí que significa “Entrega total”. Nace del que se ha despojado de sí mismo y pone toda su voluntad en el otro. Es poner toda su vida en las manos de Dios. Esta entrega es el culto que Dios quiere. Antes decíamos: “Aquí tienes, Señor, mis holocaustos, mis sacrificios, mis ayudas, mis limosnas, mis oraciones...”. Pero Dios no quiere nuestros tesoros, sino nuestro corazón; no quiere nuestros sacrificios, sino nuestro amor; no quiere nuestras cosas, sino a nosotros mismos. ¿Y sabes para que lo quiere Dios? No para sí claro, sino para dárselo a los hermanos. Así que decir: “Aquí me tienes, Padre”, se traduce por: “Aquí me tenéis, hermanos”. Lo que Dios quiere de ti es Amor, Amor, Amor.
Esa afirmativa arranca de un amor muy grande y significa entrega total. Nace de alguien que se ha despojado de sí mismo y pone toda su voluntad en otro.
María nos enseña también que la aceptación del hombre por Dios no torna ocioso nuestro compromiso mundano, pues Dios es tanto más creador cuanto más responsabiliza al hombre. Hoy sobran palabras de ideólogos, políticos y demagogos; y faltan hechos concretos de liberación de los humildes.
El “hágase” de María es un estímulo para que nosotros realicemos también la opción fundamental de Cristo, en orden a construir un mundo más humano e instaurar una historia mejor. En toda vida hay opciones fundamentales. esto choca con la mentalidad actual de tantas personas, que gira en torno a la provisionalidad, incluso en los compromisos más serios como la opción cristiana, la fe, el amor matrimonial o la consagración a Dios. La tentación de jubilarse o darse de baja como cristiano está hoy a la orden del día.
El Señor no nos pide la ofrenda de una casa, pero si quiere hacer en nosotros una casa, o mejor, quiere hacer de nosotros su casa. resulta que ya está ahí la Navidad y Dios sigue buscando una casa para nacer. Lo único que nos pide el Señor es un “Sí” confiado y entregado. No nos pide cosas provisionales, sólo pide nuestra voluntad, nuestro corazón.
La anunciación se repite, porque Dios sigue necesitando de una madre que le acoja en su corazón y lo revista de carne. Dios nos sigue necesitando y espera nuestro “fiat” cada día. Ojalá que de una vez por todas podamos decir con María: “Hágase en mí según tu Palabra”.
¿Qué me dice, a mi vida persona y comunitaria la palabra “Entrégate”, “Hágase”?
¿Cuál es mi manera asumir los compromisos, las opciones fundamentales que hecho en mi vida..?
¿Existen algunas resistencias en mi vida ante la frase “entrega total”? ¿Podría darle nombre a esas “resistencias” que te hacen vivir la “entrega” de manera tibia, “descafeinada”, “light”..?
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