domingo, 28 de diciembre de 2008
II Edición de Teatro
miércoles, 24 de diciembre de 2008
domingo, 21 de diciembre de 2008
Comparte la llama del amor y de la paz
sábado, 20 de diciembre de 2008
IV Domingo de Adviento
2 Sam 7, 1-5. 8b-11. 16: El rey David dijo al profeta Natán: “Mira, yo estoy viviendo en casa de cedro, mientras el Arca del Señor vive en una tienda”. Natán respondió al rey: “Ve y haz cuanto piensas, pues el Señor está contigo”.
Lc 1, 26-38: Aquí está la esclava del señor, hágase en mí según tu palabra.
La respuesta de afirmativa de María en el Evangelio del domingo es lo que está llamado a suceder en la Iglesia y en cada creyente. Un Sí que significa “Entrega total”. Nace del que se ha despojado de sí mismo y pone toda su voluntad en el otro. Es poner toda su vida en las manos de Dios. Esta entrega es el culto que Dios quiere. Antes decíamos: “Aquí tienes, Señor, mis holocaustos, mis sacrificios, mis ayudas, mis limosnas, mis oraciones...”. Pero Dios no quiere nuestros tesoros, sino nuestro corazón; no quiere nuestros sacrificios, sino nuestro amor; no quiere nuestras cosas, sino a nosotros mismos. ¿Y sabes para que lo quiere Dios? No para sí claro, sino para dárselo a los hermanos. Así que decir: “Aquí me tienes, Padre”, se traduce por: “Aquí me tenéis, hermanos”. Lo que Dios quiere de ti es Amor, Amor, Amor.
Esa afirmativa arranca de un amor muy grande y significa entrega total. Nace de alguien que se ha despojado de sí mismo y pone toda su voluntad en otro.
María nos enseña también que la aceptación del hombre por Dios no torna ocioso nuestro compromiso mundano, pues Dios es tanto más creador cuanto más responsabiliza al hombre. Hoy sobran palabras de ideólogos, políticos y demagogos; y faltan hechos concretos de liberación de los humildes.
El “hágase” de María es un estímulo para que nosotros realicemos también la opción fundamental de Cristo, en orden a construir un mundo más humano e instaurar una historia mejor. En toda vida hay opciones fundamentales. esto choca con la mentalidad actual de tantas personas, que gira en torno a la provisionalidad, incluso en los compromisos más serios como la opción cristiana, la fe, el amor matrimonial o la consagración a Dios. La tentación de jubilarse o darse de baja como cristiano está hoy a la orden del día.
La anunciación se repite, porque Dios sigue necesitando de una madre que le acoja en su corazón y lo revista de carne. Dios nos sigue necesitando y espera nuestro “fiat” cada día. Ojalá que de una vez por todas podamos decir con María: “Hágase en mí según tu Palabra”.
¿Qué me dice, a mi vida persona y comunitaria la palabra “Entrégate”, “Hágase”?
¿Cuál es mi manera asumir los compromisos, las opciones fundamentales que hecho en mi vida..?
¿Existen algunas resistencias en mi vida ante la frase “entrega total”? ¿Podría darle nombre a esas “resistencias” que te hacen vivir la “entrega” de manera tibia, “descafeinada”, “light”..?
Recibimos la Luz de la Paz de Belén
El viernes 19 algunos miembros de la parroquia viajamos a Murcia, a la Catedra, a la celebración de entrega de la Luz de la Paz de Belén.
Recibimos, Señor, esta luz, como aquél que enciende su lámpara
miércoles, 17 de diciembre de 2008
domingo, 14 de diciembre de 2008
Ampliamos la Cadena de Oración
sábado, 13 de diciembre de 2008
Tercer Domingo de Adviento
Is 61, 1-2ª. 10-11: El Espíritu del Señor está sobre mí, porque el Señor me ha ungido. Me ha enviado para dar la buena noticia a los que sufren... para proclamar el año de gracia del Señor. Desbordo de gozo con el Señor.
1Ts 5, 16-24: Estad siempre alegres... Guardaos de toda forma de maldad.
Jn 1, 6-8. 19-28: Juan les respondió: Yo bautizo con agua; en medio de vosotros hay uno que no conocéis, el que viene detrás de mí...
Estamos a medio camino del Adviento y se nos propone ahora vivir con un talante alegre. Esta es la tercera de las actitudes existenciales a que se nos invita en este tiempo porque esperar al Señor que llega debe ser una espera gozosa.
A pesar de que la realidad que nos rodea sea bastante dramática, a pesar de que el mundo en que vivimos esté lleno de injusticias y desgracias, con el Señor nos llega la salvación y esto nos debe llenar de una profunda alegría y esperanza. No hay razón humana para estar siempre alegres. Que se lo pregunten a los pobres y desgraciados de la tierra. La alegría que pide hoy el apóstol es de otro género, que conecta con las bienaventuranzas de Jesús, válidas especialmente para los pobres y los que lloran. La alegría a que se nos invita es la que nos viene del “Dios de la Paz”, que nos consagra, del Espíritu del Señor, que nos unge.
Quizás podemos tener la tentación de desesperar porque vemos la llegada del Señor como algo muy lejano y la dramática realidad nos cae encima como una losa; pero si la Navidad está cerca es porque nosotros podemos colaborar a que el Señor esté cada día más y más presente y la Navidad sea más y más auténtica.
Así pues el anuncio que domina esta semana es el de la alegría. Esta alegría no viene desde luego, de este mundo. El cristiano se goza más en el servicio que en el poder, más en la pobreza que en el confort, más en el anonimato que en éxito. No es una alegría que tenga relación directa con el placer o la comodidad o la fortuna. Tampoco es cuestión de temperamento o de receta psicológica. Mucho menos tiene que ver con las euforias prefabricadas. Nuestra alegría es gratuita. Se regala como fruto de la Navidad y la Pascua, es un don de Dios. Es secreta porque no se sabe bien su origen ni se manifiesta ruidosamente. Es profunda porque está en la hondura del ser. Es compasiva porque no es egoísta e insolidaria. No se aísla ni se parta del sufrimiento ajeno. La alegría es fruto del Espíritu. Por eso, “estad siempre alegres en el Señor”. Siempre, siempre.
Como cristianos tenemos la responsabilidad de proclamar en este mundo que hay un nuevo mundo por descubrir. Aquel donde los cautivos encuentran la libertad, los corazones son sanados... La mejor manera de anunciar este mensaje es comenzar por ponerlo nosotros mismos en práctica.
¿Qué heridas personales y comunitarias tendrías que sanar para que puedas experimentar la alegría de la Navidad en tu vida?
Haz memoria de las Navidades vividas ¿Ha habido, dentro de ti, la alegría que desborda, que contagia “a los que sufren y poder vendar así los corazones desgarrados?
¿Cómo piensas tú celebrar este jubileo?
viernes, 12 de diciembre de 2008
Luz de la Paz de Belén
Este año contamos con nosotros con la LUZ DE LA PAZ DE BELÉN. Cada año, un niño enciende una luz en la gruta del nacimiento de Jesús, en Belén, y de allí llega a varios países del mundo. La distribución está organizada por los Scouts de Austria que desde Viena la distribuyen a otros países una semana antes de Navidad. Se reparte la luz por hospitales, prisiones, hogares de acogida, así como a personalidades importantes de los diferentes países. Ahora también ha llegado a nuestra parroquia, y puede estar en todas las casas de nuestro pueblo. Acoger la LUZ DE LA PAZ DE BELÉN es todo un símbolo que nos prepara para la celebración de la fiesta de la Navidad: acoger a Dios que se hace hombre en la persona de Jesús.
El día 19 la Luz llega a Murcia y en una celebración en la Catedral se entregará a todas las personas que la quieran recibir. Nosotros estaremos allí para traer la Luz de la Paz de Belén a nuestro pueblo y que así llegue a todos nuestros hogares.
En la parroquia será en la misa del domingo 21 cuando se haga entrega de la Luz a todas las familias que lo deseen.
martes, 9 de diciembre de 2008
domingo, 7 de diciembre de 2008
Segundo Domingo de Adviento
Is 40, 1-5. 9-11: Consolad, consolad a mi pueblo, dice vuestro Dios... Una voz grita en el desierto preparadle un camino al Señor, allanad en la estepa una calzada para nuestro Dios; queque los valles se levanten , que los montes y las colinas se abajen, que lo torcido se enderece y lo escabroso se iguale.
2P 3, 8-14: Pero nosotros, confiados en la promesa del Señor, esperamos un nuevo cielo y una nueva tierra, en la que habite la justicia.
Al igual que el domingo anterior se proponía la vigilancia como un talante de vida; en esta ocasión se nos invita a integrar en nuestra vida la actitud de estar dispuestos, preparados. Esta venida del Señor hay que prepararla. Los textos de este domingo insisten en esta actitud de espera y de preparación. Pero para poder descubrir y experimentar de verdad esta venida, esta presencia, es necesario un terreno preparado.
En este tiempo tenemos una tarea importante: la de descubrir qué puertas tenemos cerradas y qué candados ponemos que impiden a Dios y los hermanos entrar en nuestras vidas. El Señor nos propone abrir todas estas cerraduras y Él mismo se nos da como la llave capaz de abrir toda puerta cerrada, a nosotros sólo nos queda estar disponibles, preparados. ¿Qué pasos hemos de dar? ¿Qué “candados” habría que abrir de nuestras vidas y que nos tienen cerrados a esta venida? ¿Cómo hemos de preparar nuestro corazón?. He aquí algunas actitudes vitales que nos ayudan a preparar la venida del Señor, a abrir los “candados” y las “cerraduras” de nuestra vida:
Lo primero es creer, es decir, fiarse de Dios, no en otros diosecillos o imágenes de Dios; dejarse querer, abrirse al amor, estar dispuesto a abrir la puerta de nuestra casa a la primera llamada del Dios-Amigo; liberarse de los apegos que no nos dejan ser personas; empezar de verdad a compartir pues no tendríamos tantas cosas si supiéramos compartir; amar, como Dios nos ama, pero no sólo a Dios que está en los cielos, sino al que anda por ahí y se le puede encontrar en cualquier calle o en cualquier casa, al Dios permanente encarnado, al dios más cercano, al Dios más visible, al Dios más necesitado.
¿Cuáles son las puertas cerradas de tu vida?
¿porqué están cerradas? ¿cómo se pueden abrir?
¿Cómo puedes preparar la venida del Señor? ¿de qué candados te has de liberar?
sábado, 6 de diciembre de 2008
La llamada de Dios
Por tanto, estos vídeos van dedicados a todas estas personas, deseando ayudarles a comprender.
Parte 2/5
Parte 3/5
Parte 4/5
Parte 5/5
lunes, 1 de diciembre de 2008
Primer Domingo de Adviento
1Co 1, 3-9: De hecho, no carecéis de ningún don, vosotros que guardáis la manifestación de nuestro Señor Jesucristo.
Mc 13, 33-37: Velad, pues no sabéis cuando vendrá el dueño de la casa, si al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer: no sea que venga inesperadamente y os encuentre dormidos.
Al empezar el Adviento, escuchamos, lo primero, un timbrazo de alarma. ¡Vigila!. Lo necesitamos, porque el Adviento es tiempo de esperanza y la esperanza ha de ser atenta y vigilante. ¡No cerréis los ojos, mirad bien. No durmáis tanto, despertad. Encended vuestra esperanza!.
Dios se hace presente en medio de nuestra vida cotidiana, no llega con grandiosas señales y efectos especiales, sino en la sencillez y discreción de los acontecimientos más corrientes y cotidianos. Descubrirle en la vida es una de nuestras tareas más difíciles e importantes como cristianos, pero eso sólo se puede conseguir si vivimos en una constante actitud de búsqueda y atención.
Esta es pues una de las claves para poder llegar a la Navidad y dejar que Dios entre en nuestras vidas. ¡Vigila!. La vigilancia es fruto de la fe, de la esperanza y del amor. Vigilamos cuando esperamos, vigilamos cuando creemos, vigilamos cuando confiamos, vigilamos cuando amamos. ¡No dejemos de velar!.
¿Cuánta atención dedicas a ver cómo va tu vida?
¿Vives en actitud de vigilancia y búsqueda?
¿Tienes los ojos bien abiertos para descubrir al Señor en medio de lo cotidiano?