En estas fechas, y porque el tiempo discurre imparable como el curso de un
río, nos deseamos todo lo mejor. Intentamos mudar de hábitos, de forma de ser,
restablecer amistades perdidas, entrar con buen pie –en definitiva- en esta
oportunidad que Dios nos da con abundancia de días en el año nuevo. El Papa,
desde Roma, imparte la Bendición Urbi et orbi. La Iglesia, sabe y desea que en
el nuevo fluir de la historia (que es un año nuevo) Dios acompañe nuestro
caminar. Por ello, al comienzo de estas palabras, no puedo menos que desearos:
¡ENTREMOS CON BUEN PIE EN EL AÑO NUEVO!:
1.- Si la Navidad, ya nos sorprendió con algo sabroso y bueno (el amor de
Dios en Jesús), en el primer día del Año Nuevo brilla Aquella que, a la sombra
de una gruta, fue portadora de la Vida y de la Verdad: María, que se abrió sin
reservas a lo nuevo, a lo desconocido. ¿Cómo? Dejándose conducir por Dios.
En la primicia de este nuevo año la agasajamos: ¡Felicidades por ser Madre
de Dios y Madre nuestra! ¡Felicidades María! ¡Ayúdanos a entrar con buen pie, y
por rectos caminos en este nuevo año que se nos presenta con diversos
interrogantes, incógnitas, desconciertos, incertidumbres o necesidades!
¡Ayúdanos Santa María!
María, aunque Jesús es la LUZ, sabemos que nos va franqueando en el camino
para seguir a Jesús o encontrarnos con El. Con tan buena anfitriona (situada en
el pórtico del nuevo año) ¿a quién temer? ¿Por qué temer? Ella, como Madre de
Dios y Madre nuestra, guía nuestros pasos, sopla a nuestros oídos, anima y
alienta nuestra esperanza.
No es lo mismo ir deshojando el calendario dependiendo de nosotros mismos
que, el hacerlo, bajo el amparo de una mujer que ha sido bendecida,
tremendamente honrada por el mismo Dios.
2.- “El Señor está contigo” Fue el saludo del ángel San Gabriel. Mira por
donde, en el nuevo año. Santa María se viene con nosotros. Digámosle desde lo
más hondo de nuestras entrañas, con confianza y sin fisuras: “El Señor está
contigo….que estés, Tú también Madre, con nosotros”.
Desconocemos lo qué va acontecer en este año 2014. Lo que sí sabemos es con
quién podemos caminar y contar: con Dios, con Jesús, con el Espíritu y…con
María.
No sabemos a ciencia cierta, qué nos fallará y quién nos faltará en los
próximos doce meses, lo que sí podemos estar seguros es de una cosa: ¡Dios no
nos va a dejar de lado!
3.- Hoy, junto al clásico “Feliz Año Nuevo,” tendríamos que recuperar, y
sin arrojo exclamar: ¡DIOS TE BENDIGA! ¡DIOS TE PROTEJA! ¡FELIZ AÑO CON
DIOS! Porque, el uno de enero, da lugar al dos y, el dos de enero al
tres…y así sucesivamente. ¿Dónde quedarán los buenos deseos? ¿Tal vez en meras
aspiraciones de unas horas de euforia?
Que María acompañe nuestro devenir y que, estos próximos 365 días, sean de
verdad nuevos, limpios, cristianos, sembrados de alegría, de bondad y de no
dejar a un lado a Aquel que nos los regala: DIOS CON NOSOTROS.
Que Santa María, Reina de la Paz, inspire también a nuestros gobernantes y
a nosotros mismos, los mejores deseos de trabajar por una paz firme y duradera.
Santa
María, Madre de Dios, ruega por nosotros ahora y siempre. Por los siglos de los
siglos. Amén
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