martes, 16 de febrero de 2010

Cuaresma… ¿otra vez?

En un momento sin prisas ni complicaciones, y con mucha paz, dadle una leída a esto. ¡Cuarenta días… Otra vez…! Me pregunto: ¿Qué haré este año?... ¿Dejaré de fumar?... ¿Dejaré de tomar cerveza o refrescos?... Pero… ¿Y las salidas o aquella fiesta con los amigos que ya está programada? No me conviene… entonces… ¿Dejaré de…? No… No… Nada de esto es buena idea…

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Definitivamente que no… Ya sé… tomaré el café sin azúcar… no comeré chucherías… no me compraré aquel modelito… No veré la tele entre semana…

¡Cuarenta días… otra vez…!

Y es que esta es verdaderamente la misma vieja historia que se repite año tras año: trataré de resignarme y vivir este tiempo de cuaresma con la “ley del mínimo esfuerzo”, y como siempre, dará resultado por unos cuantos días…

Oye Señor, ¿No te das cuenta de que estoy perdido…? Cuaresma… Cuarenta días… Otra vez… Oración… Ayuno… Penitencia… Conversión… Limosna… Confesarme… Comulgar… Ser mejor… Cambiar… Ayudar a los demás… ¿de qué se trata todo esto?... Jesús, realmente no lo entiendo… no lo creo ni lo acepto… ¿Por qué es tan difícil? ¿Por qué batallo tanto?...

Flores lilas

Y Jesús te responde:

“Yo soy el camino, la verdad y la vida”… Todo lo que pido de ti es que me sigas… Que vengas conmigo a donde yo vaya en este camino de la cruz… cuarenta días… si… otra vez… Porque te necesito a ti… No necesito tus cigarros… ni tus bebidas o refrescos… ni el azúcar de tu café… sí, claro que todo esto te ayuda a vivir el espíritu de sacrificio, pero a quien yo necesito es a “Ti”… necesito tus pies… necesito tus manos… necesito tus ojos… necesito tu libertad… tu memoria… tu voluntad… necesito tu compresión… necesito tu mente, tu corazón y tu alma… ¡Cuarenta días… otra vez…! Déjame sanarte interiormente… Déjame darte mi amor… Déjame mostrarte mi perdón y misericordia… Esto es lo que te pido: déjame entrar a tu corazón… Acércate a mí en el silencio de tu alma y en la quietud de tu conciencia… ahí estoy yo… sediento de ti… esperándote con los brazos abiertos.

¡Cuarenta días… otra vez…! Sé que no es fácil, pero ciertamente es posible… el camino es largo y a ratos parece aburrido y sin sentido… te vas a cansar… muy pronto te vas a desanimar… puede ser doloroso y difícil… pero acuérdate que estoy contigo… siempre contigo… tu pecado en gracia… tu soledad en compañía… No fue fácil para mí hacerlo hace dos mil años… estaba sólo, hambriento, cansado… tuve tentaciones… pero tenía la seguridad de que mi Padre no me abandonaría… escuche dentro de mi corazón: “Confía en Mi”.

No dejes que estos cuarenta días sean nada más un cambio cuaresmal “otra vez”… arriésgate a caminar conmigo… se valiente y acepta el reto… haz de este camino de la cruz algo muy especial… TU y YO… un camino desde dentro del corazón… ¡Cuarenta días… si… otra vez, pero distintos…! “Adora y Confía”.

semilla

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