miércoles, 24 de febrero de 2010

Soledad

23 Palacio de Herodes, Herodium (23)

Soledad,

momento en el que mi alma se desnuda

ante tu presencia,

en el que caen las caretas,

los disfraces, los cumplidos.

Soledad,

lugar en el que como un niño

corro hasta tu encuentro,

buscando tu regazo y huyendo

de los castillos encantados que aprisionan

mi vida, mi amor y mi esperanza.

Soledad,

Reino de los sueños,

donde Tu Palabra vuelve a avivar

el rescoldo de la hoguera que

como a un centinela me encargaste resguardar.

Soledad,

tálamo de encuentro

donde no hay palabras de reproche,

ni enfados, ni castigos, ni juicios…

Solamente un corazón inundado

por las lágrimas que brotan

cuando vuelves a fijar en mi tu mirada.

Soledad, ¡Bendita soledad! Gracias porque siempre me acompañas.

MVM

TMGCC

martes, 23 de febrero de 2010

V RUTA SENDERISTA EN BENIZAR

 

El próximo 18 de abril, por cinco años consecutivos, tendrá lugar en Benizar la V RUTA SENDERISTA. Algunos cientos de personas, amantes de la naturaleza, emprenden un camino por los alrededores de nuestro pueblo, donde disfrutan de una flora y fauna, a veces desconocida por muchos. Esta ruta también cuenta con un factor sorpresa, las condiciones atmosféricas, jeje, pues el año pasado caminamos con nieve, lluvia y viento; aun así fue toda una experiencia maravillosa.

Ruta Senderista Benizar 09 005Ruta Senderista Benizar 09 031 Ruta Senderista Benizar 09 050

Así, que, aunque no sea una actividad preparada por nosotros, desde la parroquia animamos a todo el mundo que le pueda interesar a participar en este día, que más que una actividad aislada se ha convertido ya, como dice su organizadora Ana, en un encuentro de amigos.

Ruta Senderista Benizar 09 055 Ruta Senderista Benizar 09 072 Ruta Senderista Benizar 09 107

Más adelante os mandaré más información y el cartel de este año.

domingo, 21 de febrero de 2010

Si Tú me miras…

Primera mirada: La Llamada

“Andrés, el hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que habían oído a Juan y habían seguido a Jesús. Éste encuentra primeramente a su propio hermano, Simón, y le dice: Hemos encontrado al Mesías, que quiere decir Cristo. Y le llevó a Jesús. Fijando Jesús su mirada en él, le dijo: Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas, que quiere decir, Piedra”. (Jn 1, 40-42)

22 de Julio 312

La mirada de Jesús es una mirada profunda, penetrante, de comprensión, de afecto, de ternura, de atención singular. Y nosotros podremos tal vez recordar ese momento, distinto para cada uno, en el que hemos comprendido que Jesús había puesto su mirada en nosotros; para unos sucede en los primeros años, para otros de adolescentes y para otros de jóvenes. Es el momento en el que hemos sentido que algo distinto se movía dentro de nosotros, que el Señor se interesaba por nosotros, que nos miraba y nos llamaba precisamente a nosotros.

Sería hermoso que cada uno pudiera evocar con gratitud ese día, aquellas circunstancias, lugares, situaciones en las que ha experimentado algo de lo que Pedro sintió cuando escuchó que le llamaban por su nombre. Y Jesús, con su mirada, hace comprender a Pedro que quien le llama por su nombre tiene en sus manos también su futuro.

¿Recuerdo cómo fue la primera vez

que Jesús fijo su mirada en mí?

Segunda mirada: La Conversión

“Pedro le iba siguiendo de lejos. Habían encendido una hoguera en medio del patio y estaban sentados alrededor; Pedro se sentó entre ellos. Una criada, al verle sentado junto a la lumbre, se le quedó mirando y dijo: Éste también estaba con él. Pero él lo negó: ¡Mujer, no le conozco! Poco después le vio otro y dijo: Tú también eres uno de ellos. Pedro dijo: ¡Hombre, no lo soy! Pasada como una hora, otro aseguraba: Cierto que éste también estaba con él, pues además es galileo. Le dijo Pedro: ¡Hombre, no sé de qué hablas! Y en aquel mismo momento, cuando aún estaba hablando, cantó un gallos. El Señor se volvió y miró a Pedro. Recordó Pedro las palabras que le había dicho el Señor: Antes de que cante hoy el gallo, me habrás negado tres veces, y, saliendo fuera, rompió a llorar amargamente”. (Lc 22, 54b-62)

Llanto

Pero la llamada a Pedro no se queda solamente en esa mirada inicial, sino que lo inicia en un camino que lo lleva a una conversión cada vez más autentica: lo lleva a la necesidad de salir de sus propios intereses y de su manera de ver las cosas, para moldear su propio ser según la voluntad de Dios. Pedro debe aprender que la fe es un don de Dios, no una posesión suya.

Pero Pedro ¿Por qué negaste a Jesús?

Ciertamente por miedo, pero más probablemente aún porque me sentía totalmente perdido y, al afirmar que no lo conocía, ponía de manifiesto algo que había en mí. Mis respuestas contenían una parte de verdad, porque ya no lograba ser, discípulo de un hombre tan humillado, que se dejaba maltratar de ese modo; me había decepcionado, ya no lograba entenderlo, de algún modo podía decir que no lo conocía. Había en mí, en el fondo, la no aceptación de este Jesús sufriente y humillado y, por tanto, la no aceptación de la voluntad de Dios que se manifestaba en dicha humillación, la no aceptación de un Dios que se implica con el hombre hasta el punto de dejarse anonadar en la persona de Jesús. Y fue solamente la mirada de Jesús la que tocó mi corazón, haciéndome comprender hasta dónde había llegado. Fue entonces cuando comprendí que es necesario aceptar a Jesús tal como es, que es necesario aceptar la voluntad de Dios manifestada en el crucificado, humillado, torturado, ejecutado. Éste es el camino.

¿En qué cosas en mi vida intento manejar yo a Dios?

Él nos conoce. Sabe de que masa estamos hecho. Presiente nuestras debilidades. Pero aún así nos Ama. ¿De qué manera influye este Amor en el “hoy” de nuestra vida?

Conclusión: Camino del Amor

Cuando ya amaneció, estaba Jesús en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús. Díceles Jesús: Muchachos, ¿no tenéis nada que comer? Le contestaron: No. Él les dijo: Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis. La echaron, pues, y ya no podían arrastrarla por la abundancia de peces. El discípulo a quien Jesús amaba dice entonces a Pedro: Es el Señor. Cuando Simón Pedro oyó “es el Señor”, se puso el vestido, pues estaba desnudo, y se lanzón al mar. Los demás discípulos vinieron en la barca, arrastrando la red con los peces; pues no distaban mucho de tierra, sino unos doscientos codos.

Después dice Jesús a Simón Pedro: Simón de Juan, ¿me amas más que éstos? Le dice él: Sí, Señor, tú sabes que te quiero. Le dice Jesús: Apacienta a mis corderos. Vuelve a decirle por segunda vez: Simón de Juan ¿me amas? Le dice él: Sí, Señor, tú sabes que te quiero. Le dice Jesús: Apacienta a mis ovejas. Le dice por tercera vez: Simón de Juan, ¿me quieres? Se entristeció Pedro de que le preguntase por tercera vez: ¿Me quieres?, y le dijo: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero. Le dice Jesús: Apacienta mis ovejas” (Jn 21,1-17)

05 Tabgha, Santuario del Primado de Pedro (14)

Ahora ya no hay una mirada, sino el fruto de la anterior, que permitió a Pedro dar un vuelco a su corazón. Ahora es interrogado sobre el amor y no sobre la fe, probablemente porque la raíz de esta última es el amor. La fe es el ojo del amor. Primero existe el amor que Dios derrama en nuestro corazones y es este amor el que nos permite creer, abandonarnos, confiarnos a él.

Pedro completó su camino cuando comprendió su fragilidad, y lo ha dicho claramente en sus respuestas: Señor, tú lo sabes todo; ya no quiero afirmar nada más de mí, no quiero presumir de nada; y, también lo completó, cuando escuchó esa pregunta sobre lo esencial, es decir, sobre el amor, que debía convertirse en el punto de referencia de toda su actividad pastoral.

Hoy Jesús nos pregunta a cada uno de nosotros ¿me amas?

¿Cuál es tú respuesta?

miércoles, 17 de febrero de 2010

Miércoles de Ceniza

Empezamos hoy el tiempo de cuaresma, tiempo litúrgico fuerte, tiempo espiritual intenso, cuarenta días de camino hacia la Pascua de Cristo, nuestra Pascua.

caminantes

Queremos, con la ayuda del Espíritu, que sea un tiempo de gracia. Un tiempo de conversión, es decir, de renovación, de rejuvenecimiento, de superación. Tu tiempo para crecer, para ser, para amar.

CRECER: en la fe, en el conocimiento de Cristo, en el desarrollo de las propias capacidades y talentos.

SER: en línea de autenticidad humana y cristiana. Ser más humanos quiere decir más libres, más responsables, más justos y solidarios. Ser más cristianos quiere decir ser más conscientes y consecuentes de lo que confesamos y creemos, estar más compenetrados con los criterios y actitudes de Jesucristo, identificarnos más con él.

AMAR: porque éste es el verdadero camino para el crecimiento y la vivencia cristiana. Somos y creemos en la medida que amamos. Y amar significa compartir, servir, entregarse. Es un camino que nunca acabamos de recorrer.

CONVERTÍOS Y CREED EN EL EVANGELIO

Al recibir hoy la ceniza escuchamos: Convertíos y creed en el Evangelio.

Que pinta Dios en tu vida

CONVERTÍOS: Significa dar un giro a nuestra vida, es un cambio de mente y de corazón, un cambio de criterios, sentimientos y actitudes. Es empezar a mirar en otra dirección, empezar a soñar con otros ideales, empezar a sentir de otra manera. Es cambiar totalmente de ritmo y de rumbo: si antes te dirigías al Norte, gira hacia el Sur; si antes te afanabas por los valores consumistas, afánate ahora por los valores de la solidaridad; si antes marchabas de espalda al Evangelio, camina ahora de frente hacia el Evangelio de Jesucristo.

CREED EL EVANGELIO: Es una llamada a la fe viva y comprometida, un aceptar los valores del Reino, un seguir de cerca los pasos de Jesús. Esta Cuaresma vamos a caminar mirando siempre a Cristo. Seguiremos sus pasos, nos pondremos bien cerca para escuchar sus palabras, para adquirir un estilo, para conformarnos en todo con él.

Vamos a leer más y mejor el evangelio. El retrato que nos hace de Jesús es muy distinto del nuestro. Nos preguntaremos qué es lo que Jesús creía, qué es lo que esperaba, qué es lo que Jesús hacía, qué es lo que amaba. Nos preguntaremos quiénes eran los predilectos de Jesús y qué es lo que más le molestaba, qué enseñaba a la gente y de qué hablaba con los discípulos, qué hacía cuando estaba sólo. Y nos preguntaremos sobre el sentido de su entrega y de su muerte.

martes, 16 de febrero de 2010

Cuaresma… ¿otra vez?

En un momento sin prisas ni complicaciones, y con mucha paz, dadle una leída a esto. ¡Cuarenta días… Otra vez…! Me pregunto: ¿Qué haré este año?... ¿Dejaré de fumar?... ¿Dejaré de tomar cerveza o refrescos?... Pero… ¿Y las salidas o aquella fiesta con los amigos que ya está programada? No me conviene… entonces… ¿Dejaré de…? No… No… Nada de esto es buena idea…

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Definitivamente que no… Ya sé… tomaré el café sin azúcar… no comeré chucherías… no me compraré aquel modelito… No veré la tele entre semana…

¡Cuarenta días… otra vez…!

Y es que esta es verdaderamente la misma vieja historia que se repite año tras año: trataré de resignarme y vivir este tiempo de cuaresma con la “ley del mínimo esfuerzo”, y como siempre, dará resultado por unos cuantos días…

Oye Señor, ¿No te das cuenta de que estoy perdido…? Cuaresma… Cuarenta días… Otra vez… Oración… Ayuno… Penitencia… Conversión… Limosna… Confesarme… Comulgar… Ser mejor… Cambiar… Ayudar a los demás… ¿de qué se trata todo esto?... Jesús, realmente no lo entiendo… no lo creo ni lo acepto… ¿Por qué es tan difícil? ¿Por qué batallo tanto?...

Flores lilas

Y Jesús te responde:

“Yo soy el camino, la verdad y la vida”… Todo lo que pido de ti es que me sigas… Que vengas conmigo a donde yo vaya en este camino de la cruz… cuarenta días… si… otra vez… Porque te necesito a ti… No necesito tus cigarros… ni tus bebidas o refrescos… ni el azúcar de tu café… sí, claro que todo esto te ayuda a vivir el espíritu de sacrificio, pero a quien yo necesito es a “Ti”… necesito tus pies… necesito tus manos… necesito tus ojos… necesito tu libertad… tu memoria… tu voluntad… necesito tu compresión… necesito tu mente, tu corazón y tu alma… ¡Cuarenta días… otra vez…! Déjame sanarte interiormente… Déjame darte mi amor… Déjame mostrarte mi perdón y misericordia… Esto es lo que te pido: déjame entrar a tu corazón… Acércate a mí en el silencio de tu alma y en la quietud de tu conciencia… ahí estoy yo… sediento de ti… esperándote con los brazos abiertos.

¡Cuarenta días… otra vez…! Sé que no es fácil, pero ciertamente es posible… el camino es largo y a ratos parece aburrido y sin sentido… te vas a cansar… muy pronto te vas a desanimar… puede ser doloroso y difícil… pero acuérdate que estoy contigo… siempre contigo… tu pecado en gracia… tu soledad en compañía… No fue fácil para mí hacerlo hace dos mil años… estaba sólo, hambriento, cansado… tuve tentaciones… pero tenía la seguridad de que mi Padre no me abandonaría… escuche dentro de mi corazón: “Confía en Mi”.

No dejes que estos cuarenta días sean nada más un cambio cuaresmal “otra vez”… arriésgate a caminar conmigo… se valiente y acepta el reto… haz de este camino de la cruz algo muy especial… TU y YO… un camino desde dentro del corazón… ¡Cuarenta días… si… otra vez, pero distintos…! “Adora y Confía”.

semilla

lunes, 8 de febrero de 2010

Solos no podemos

A veces uno quiere volver a ser como un niño, acunado por unos brazos que den seguridad, desvalido y, sin embargo, seguro. Sin responsabilidades, sin horarios, sin exigencias, sin comeduras de tarro.

Dispuesto a hacer muchas preguntas porque sabes que la respuesta está fuera. A veces quieres reposar, aparcando por un rato proyectos, estudios, tareas, retos… y dejarte cuidar un rato.

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Aparcar la autonomía.

”Grábame como un sello en tu brazo, como un sello en tu corazón, porque es fuerte el amor como la muerte” (Ct 8,6)

Que a veces es demasiada la insistencia en lo propio: Autoestima, autorrealización, autosuficiencia, autoayuda… Y mira, que no, que por más que uno se empeñe, hay una independencia que termina convirtiéndonos en islas. “Es que hay que ser autónomo, independiente…” dirán algunas voces…

¿Para qué? ¿Para no necesitar a nadie? ¿Para que no te hieran? ¿Para valerte por ti mismo? ¿Para estar siempre en control? Pero, ¿no es esa la puerta más directa a la soledad? Necesitamos confiar, apoyarnos en otros, pedir, mostrarnos vulnerables, compartir las cargas y aprender el amor.

¿en quién me apoyo en mi vida? ¿A quién necesito?

Dios necesario.

”Venid a mí los que andáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré” (Mt 11,28)

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También necesitamos a Dios. Te necesitamos. Tu palabra, tu latir muy dentro, el sentimiento que alguna vez provocas. Necesitamos sentir que Tú, que nos conoces, nos quieres.

Necesitamos tu Espíritu que ponga la fuerza, el coraje y la pasión en nuestra vida. necesitamos tu llamada para ponernos en marcha. Tu amistad para seguirte. Tu aliento para cargar con las cruces de la vida. Tu alegría para reír. Tu amor para salir de los sepulcros. Tu intimidad para creer.

¿Necesito de verdad a Dios? ¿En qué lo noto?

(www.pastoralsj.org)

Lo que Dios quiere decirte

Olvida por un momento que conoces esta canción, y déjate sorprender por el mensaje que tan formidable que Dios quiere regalarte hoy

Ave María

Que el Ave María que emocionó a media España en el encuentro de jóvenes con el Papa Juan Pablo II, en su visita a España en el 2003, nos sirva para orar junto a nuestra madre por todos los hermanos que sufren, por todos aquellos víctimas de injusticias y por los que sufren el desprecio y el olvido de los demás.

jueves, 4 de febrero de 2010

Haz silencio, medita, reza y… si quieres contesta

 

Jesús

Oración pidiendo la Luz del Entendimiento

Luz del Cielo. Alúmbrame, buen Jesús, con la claridad de tu lumbre interior, y quita de la morada de mi corazón toda tiniebla. Refrena mis muchas distracciones y quebranta las tentaciones que me hacen violencia. Pelea fuertemente por mí, y ahuyenta las malas bestias, que son los apetitos halagüeños, para que venga la paz con tu virtud y resuene la abundancia de tu alabanza en el santo palacio, esto es, en la conciencia limpia. Manda a los vientos y tempestades. Di al mar: Sosiégate; y al cierzo: No soples, y habrá gran bonanza.

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El rocío de la gracia. Envía tu luz y tu verdad para que resplandezca sobre la tierra, porque soy tierra vana y vacía hasta que Tú me alumbres. Derrama de lo alto tu gracia; riega mi corazón con el rocío celestial; concédeme las aguas de la devoción, para sazonar la superficie de la tierra, porque produzca fruto bueno y perfecto. Levanta el ánimo oprimido con el peso de los pecados, y emplea todo mi deseo en las cosas del cielo, porque después de gustada la suavidad de la felicidad celestial me sea enfadoso pensar en lo terrestre.

Paisajes 036

Unión con Dios. Apártame y líbrame de la transitoria consolación de las criaturas, porque ninguna cosa criada basta para aquietar y consolar cumplidamente mi apetito. Úneme a Ti con el vínculo inseparable del amor, porque Tú solo bastas al que te ama, y sin Ti todas las cosas son despreciables.

La Imitación de Cristo (Kempis)