jueves, 12 de marzo de 2009

María Magdalena: la Fiel

El primer día de la semana
va María Magdalena de madrugada
al sepulcro cuando todavía estaba oscuro...

Vaya, Magdalena… la del corazón roto. La que no se esconde al final, digan lo que digan los judíos o los romanos. La que, viendo a Jesús roto, te rompes un poco tú. Porque le quieres, porque con él has vivido el perdón, la dignidad profunda y te has sentido parte del círculo de quienes han compartido su vida, sus días de camino y sus proyectos de Reino. Sobre María Magdalena se habla mucho.
En ella se “unifican” tantas Marías de los evangelios: que lloran a los pies de Jesús, que son perdonadas por su pecado, que le siguen sin fisuras. Hay quien quiere ver en ella a una mujer enamorada, ¿y quién no, de alguien como Jesús? Es la que también ha sentido cada golpe como propio, y ante la cruz se ha visto morir un poco. Es la que, en la hora más oscura, del fracaso y el dolor, sigue dispuesta a dar la cara y a defender aquello en lo que ha creído. Y tal vez por eso, es la primera que va a descubrir al Jesús vivo.

¿A qué o a quién soy yo “fiel” en mi vida?
¿Dónde se pueden vislumbrar destellos del Dios vivo?
¿De alguna manera el evangelio es para mí fuente de dolores y de alegrías?
Haznos Fieles a ti,
fieles a tu palabra
fieles a tu voz, a tu voluntad
fieles a tu Evangelio
a la buena noticia
haznos fieles como eres tú.
FIELES, CUANDO ES DE DÍA
Y DE NOCHE TAMBIÉN
FIELES A TU LADO, CONTIGO
POR TI, PARA TI
EN LA CALMA Y EN LA TEMPESTAD
Haznos fieles al sur,
fieles a los pequeños
fieles en la lucha por un mundo mejor
fieles a los pobres, a los excluidos
haznos fieles como eres tú
Haznos fieles al pan,
fieles a tu cuerpo
fieles a este vino, a la comunión
fieles sin complejos, fieles apasionados
haznos fieles como eres tú.

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