¿Cómo puede enmudecer el silencio? No quiero pensar que es algo absurdo, o un principio de locura, el hacerme esta pregunta, pero es que ha sido ese sentimiento el que se ha apoderado de mí esta tarde al celebrar la Eucaristía en la Basílica de la Anunciación, en Nazaret.
No hablaban las piedras, tampoco los edificios, ni las personas; no lo hacían los cantos y ni tan siquiera las miradas. Hablaban, simplemente, las lágrimas que sin avisar afloraban por mis ojos que como dos puertas bien abiertas dejaban salir fuera sentimientos y emociones que durante el día había acumulado.
¡Es aquí! No sé bien dónde, cómo, pero sé que es aquí: “Hágase en mí según tú palabra”, desde aquí y para siempre.
Hoy he recorrido los caminos del Señor, hoy he pisado la tierra, que a pesar de los años me habla de Él. Hoy he subido montañas (Monte Carmelo) y visitado ciudades donde Jesús estuvo (Séforis); pero, de nuevo, sólo en el silencio de Dios pude experimentar su presencia.
Y Él ha querido que ese silencio fuese aquí, donde precisamente el silencio habló, y anunció a una muchacha que iba a ser la madre de Dios. Se hizo presente, queriendo contar con la entrega de una niña, y hoy aquí, en este altar, quiere contar con la pobreza y la miseria de unos hombres que, respondiendo a su llamada, queremos entregarle cada día nuestra vida.
Hoy ha sido el primer día de esta peregrinación a Tierra Santa y al terminara la jornada quiero repetir con María: “He aquí el esclavo del Señor, hágase en mí según tú Palabra”.
1 comentario:
CONOZCO ESE SENTIMIENTO, PORQUE ASI FUE MI EXPERIENCIA EN TIERRA SANTA, NO HABLABA EL SACERDOTE SINO ,COMO BIEN DICES ERA JESUS. ME HAN VENIDO GRANDES EMOCIONES AL VERTE EN ESA TIERRA TAN SIGNIFICATIVA PAR TODOS LOS CREYENTES.
UN ABRAZO DE MIGUEL Y MARIA ANGELES ARNALDOS DESDE MOLINA
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