viernes, 28 de agosto de 2009

Testimonio de Pilar sobre el Campo de trabajo

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Hay un trozo del profeta Jeremías que dice: “El Señor me habló así: `No digas que eres un niño, pues irás donde yo te envíe y dirás lo que yo te mande. No tengas miedo, porque estoy contigo para protegerte’…” Esto ha sido lo que yo he ido experimentando desde que empecé a sentir que el Señor quería algo de mí. A cada paso que daba le decía Señor dónde voy yo si sólo tengo 18 años, y Él en mi oración me pedía continuamente que no tuviera miedo, que me fiara y le dejara hacer.

A pesar de mi indecisión, el Señor seguía insistiendo, cuando empecé a comentárselo a Manolo, poco a poco me fue presentando varias congregaciones religiosas, tanto de vida activa como de vida contemplativa; y con algunas de ellas puede convivir unos días con la comunidad. Las experiencias fueron muy buenas, pero no me atraía su carisma. Al cabo de unos cuatro meses, Manolo me dejó para que me leyera el libro de Madre María “Amor donde no hay amor”; durante la lectura había veces que me emocionaba, se me ponían los pelos de punta y el estómago se me hacía un nudo. Y yo me preguntaba por qué me sucedía esto; al poco de leer el libro, Manolo me llevó a villa Pilar para que las conociera, cuando llegamos a la capilla de la casa madre, estando delante de las tumbas de las madres y de don Ángel un escalofrío me recorrió el cuerpo, fue una sensación especial, ¿por qué no allí?

Cuando comenzó el nuevo curso (2006-2007) empecé a ir a villa pilar para seguir conociéndolas y ver si era allí donde me quería el Señor.

18 de Julio 039

Paralelamente en Cartagena, donde estudio y paso la mayor parte de la semana conocí a las Hermanitas de la Asunción y con ellas he podido compartir mucho, pues fueron y siguen siendo mi gran apoyo en Cartagena. Y aunque yo seguía yendo a villa pilar y estaba convencida de que era allí donde me quería el Señor, siempre tenía un interrogante rondando por mi cabeza que surgía cuando más dudas tenía y era ¿por qué no con las Hermanitas de la Asunción? A pesar de todas las veces que me había surgido la pregunta no conseguía darle respuesta y es que no era yo quién tenía que darle respuesta sino el Señor quien tenía que revelarme porque con las Hermanas de Cristo Crucificado y no con las Hermanitas de la Asunción. En un tiempo de oración personal no hace mucho (en octubre de 2008) me dejó ver el porqué de con las hermanas de Cristo Crucificado. De las hermanitas de la Asunción me atraía su forma de vivir, su labor… pero de las hermanas de Cristo Crucificado, además de eso había y hay un sentimiento más fuerte, ¿hacia qué? Pues hacia esa forma de amar sin medida desde la cruz, hacia ese Don de Dios que regaló a las madres para fundar esta congregación, el carisma. Por esto, hoy sigo siendo aspirante de esta congregación.

Hay una poesía de Madre Amalia que a mí me gusta mucho y que la hago oración cada vez que los sentimientos me desbordan el corazón y no sé cómo expresarlos. Mi mayor petición siempre, es que me ayude a ser coherente con la opción que he tomado y me enseñe a amar como Él, desde la cruz, que me enseñe que “para el amor no debe existir medida”; por eso le pido que esos sentimientos que no sé explicar me ayuden a crecer en el amor a los demás por medio de Él.

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ORACIÓN DE LA POESÍA MIRADA Y LLAMADA

Señor, al mirarte a la cruz me abordan sentimientos que a veces no consigo entender ni explicar, pero por qué huir si yo vine a descubrir qué quieres de mi.

En mi oración te pido que me enseñes a amar como Tú, desde la cruz, ¿por qué quejarme cuando escuchas mi oración y en la cruz me clavas? Si lo hago, todo es miedo.

Señor desde mi cruz, mi realidad, te pido que me ayudes a ser coherente con mi opción y cada vez que te veo en la cruz me recuerdas tu llamada: “MIRA COMO SE AMA”.

Y mi corazón se convierte en una sola petición, haz Señor que yo viva abrazada a tu cruz, a pesar de mis miedos, a pesar de mis dificultades, para que cuando muera me abraces Tú.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

MUCHAS GRACIAS POR HABER ESTADO CON NOSOTROS Y POR ESA REFLEXION. SIEMPRE APRENDIENDO DE VOSOTROS. ANA.

Anónimo dijo...

Aquí estoy, Señor,
abierta a la vida de par en par,
abierta, sin saber el camino, ni la meta,
abierta y con miedo a caminar.
Pero nunca dejes de iluminar mi camino y mi corazón a pesar de que muchas veces no vea tu luz o no quiera verla.